Cuando tienes tiempo viviendo con un gato comienzas a entender sus gestos, sus movimientos, sus miradas y sus ruidos. Con mi gata Dory, por ejemplo, cuando le doy una medicina se pone brava, me voltea la cara y se va, o se da la media vuelta y me da la espalda. Y como esa muchas señales, pero también habla, sí, mi gata literalmente habla. Todo el que la conoce lo sabe y dice "tu gata habla", "tu gata dice mamá", ¡y es cierto! 

Aquí comparto una divertida ilustración que te guiará en el camino de aprender a entender a tu gato.
Cuéntenme qué les parece.